lunes, 6 de octubre de 2014

Metamorfosis.

No era un sueño no.

¿O quizás sí ?

Gregorio se levantó de su estrecha y crujiente cama y se dirigió al baño, durante este trayecto notaba que caminaba de una forma estraña porque al tener unas patas tan finas y endebles este se chocaba con todas las paredes con las que se cruzaba a su paso, esto parecía algo lamentable. Cuando al fin consiguió llegar al váter e intentó orinar, como es normal y lógico cuando te levantas por las mañanas, pero cuando eres una cucaracha a lo mejor no tanto. Tras intensos y sufridos minutos de búsqueda cual era el lugar por el cual iba a realizar esta cotidiana acción llegó un momento de éxtasis de aguante Gregorio soltó todo lo que tenía ahí adentro y llenó todo el cuarto de baño de una sustancia asquerosa, gelatinosa y a su vez un poco olorosa. Tras esto decidió darse una ducha porque estaba bastante sucio después de lo ocurrido, como tenia tiempo hasta la hora de irse a trabajar así lo hizo, o mejor dicho, así lo intentó. Había un  problema, ¡las cucarachas no se bañan!; y sin  saber porqué salió corriendo, instinto común pensó soltando una tímida risa, aunque dejándose el grifo abierto no creo que tenga tantas ganas de reír cuando vuelva.

Como era de costumbre iba con su maletín donde llevaba todos los archivos de la empresa y su chaqueta negra como el carbón, solo que ahora no era tan normal ya que era una enorme cucaracha, ahora tenía un aspecto muy diferente ya que su chaqueta estaba destrozada tras la guerra para ponérsela mientras corría por casa hasta el ascensor y como su tamaño había aumentado esta no cabía.

Se sentía incómodo todo el mundo le miraba de una forma extraña. Gregorio se sentía solo hasta que una señora le dió dos leves golpecitos en su enorme caparazón mientras decía:

-Perdone, ¿como se ve a la calle insecto?

Cuando Gregorio se dió la vuelta la mujer pegó un intensísimo: ¡Ahhhh!; y ante todo el guirigay formado en aquella plaza la mujer muy asustada salió corriendo. Y dolido sin saber porqué le ha pasado eso rompió a llorar.

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